lunes, 8 de octubre de 2012

ACELERACIÓN DEL TIEMPO 3





Esta implosión de energías cósmicas, despierta algunos códigos dormidos del ADN, y expande la información nueva hacia los núcleos de otras células, las que también se activan. Así nuestro cuerpo es el escenario de una reconfiguración en cadena, que resultará en una expansión de la conciencia, que es correspondiente con una forma material más sutil y más perfecta.

La consciencia es aquella posibilidad de comprender el sentido de la vida, según un determinado nivel de percepción, para los ciudadanos de la Tierra, la interpretación de la realidad ha estado hasta ahora firmemente anclada en la tercera dimensión, o capacidad de percibir solo una franja muy estrecha de la creación (el 10%), que fluctúa entre las frecuencias superior al infrarrojo y por debajo del ultra-violeta.

Por eso el cerebro del hombre, que funciona como una caja de resonancia, ha activado solo ese 10% de su capacidad; mientras duermen el 90% restante de sus posibilidades, porque corresponden a frecuencias de otras dimensiones de luz, que no estamos afinados todavía para experimentar.

Lo que define cuál ha de ser la matriz de consciencia de una unidad, llámese planeta, o ser humano, es la energía de luz que estamos capacitados para asimilar.

En la tercera dimensión percibimos esa energía como dos ondas con propiedades diferentes:

electricidad

magnetismo

La porción eléctrica provee la información de los códigos de creación, y la magnética es el aspecto que los estabiliza. En esta forma las dos polaridades actúan coordinadamente para mantener ese nivel de realidad.

Las frecuencias de luz se producen como pulsaciones, y el ritmo de las mismas condiciona los ciclos.

La Tierra, por ejemplo, es muy vulnerable a las emisiones electromagnéticas de las explosiones solares que recibe cada once años, cuando el sol completa un ciclo y pulsa.

También existen ciclos galácticos, y cuando uno de ellos termina, nuestro centro galáctico pulsa, disparando energías de frecuencias electro-magnéticas altísimas, que cambian las matrices de vida en toda la galaxia.

Estas frecuencias viajan como ondas, llevando paquetes de información nueva, que provocan un ordenamiento más complejo en todos los niveles, desde el solar y planetario, hasta el molecular, con el consiguiente salto quántico en la apertura de consciencia y la evolución de la vida.

Si comprendemos esto, estaremos ubicándonos dentro de la situación planetaria que vivimos actualmente.

Sabemos que desde 1987 se ha incrementado en la Tierra el impacto de fotones de luz de altísima frecuencia, procedentes del centro galáctico.
También hay ya confirmación científica de que, tal vez debido a este bombardeo de energía, algunas constantes planetarias, como el magnetismo y la frecuencia Schumann, (pulsación de la Tierra), han estado cambiando.

De hecho estamos ya muy cerca de un acontecimiento espectacular, que el hombre no conoce: se calcula que, antes de finalizar el año 2012, el magnetismo haya alcanzado el punto cero, y la resonancia base de la Tierra, o frecuencia Schumann, haya subido de 7.8 a 13 Hz.

Fuente:bibliotecapleyades.net